La llegada de los Oscuros (4/7)

En preparación para la llegada de la guerra a las tierras del norte, Darkófenes creó una política de admisión innovadora. A su nuevo reino, podría entrar todo aquel que pudiese engrandecer la urbe y dotarla de armas y herramientas para la gran contienda que estaba por llegar.

De esta manera, Minarett dio cabida a todo tipo de razas y culturas, antagonistas, muchas de ellas, para el intercambio y el comercio.

Aunque en un principio el proyecto del rey brujo parecía proponer un hervidero de problemas y caos, pues enemigos raciales podían toparse fácilmente entre las calles de la ciudad, todos respetaban su autoridad, y de aquella mezcla, a priori insostenible, surgió un enclave comercial valioso y único en todo el mundo conocido.

Mientras los Oscuros seguían avanzando desde el sur, la ciudad de Minarett seguía creciendo y haciéndose fuerte en poder e influencia.

Sin embargo, la llegada del ejército invasor no fue como se esperaba. Los Oscuros, tras años de dura guerra, vieron en los reinos norteños y en la propia Minarett una oportunidad que no debía ser desaprovechada.

Los conquistadores sabían que, tras todo aquel tiempo de batallas, los reinos aún sin doblegar serían los más y mejor preparados, y su defensa la más férrea y contundente. Por tanto, y aunque con fuerza suficiente como para seguir arrasando la totalidad del continente, los líderes Oscuros optaron por apadrinar y gobernar aquellas tierras del norte de una manera pacífica.

A cambio de la paz, los Oscuros ofrecieron su tutela y exigieron pleitesía. Respetarían las culturas restantes a cambio de obediencia.

A regañadientes, la gran mayoría de reinos aceptaron hincar la rodilla… incluido Minarett.

Darkófenes, aunque dolido en su orgullo tras su derrota, supo ver la oportunidad de mantener su nuevo reino intacto, con él como regente.

Y de aquella forma, terminó la guerra en el continente.

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