Aun siendo la deidad más joven y débil, el padre del fuego se ha ganado el respeto de los mortales como un dios regenerador y purificador, que puede librarte del frío en invierno, así como darte la fuerza y la rabia destructora de las llamas bajo una inminente amenaza.

Sus acólitos, aunque muy escasos, poseen un poder único que los hace de un valor incalculable. De entre todos los dones divinos que los dioses pueden dar a sus sacerdotes, solo Ignis pater es capaz de entregar la llama resucitadora. Una luz cegadora capaz de rasgar el velo entre la vida y la muerte y revivir tu alma de entre las tinieblas del plano umbrío.